Un color en los ojos.

Abraham Joshua Heschel fue un importante rabino y teólogo judío que llegó a impulsar el movimiento de derechos civiles en EE.UU. y se posicionó en contra de la guerra de Vietnam. Escapó del Holocausto porque unas semanas antes de la invasión alemana de Polonia se desplazó hasta Londres. Su madre Reizel acabó asesinada por los nazis. Sus hermanas Gittel y Devora murieron en campos de concentración y su tercera hermana, Esther, perdió la vida en un bombardeo de la aviación germana. Adolf Hitler le dio motivos más que sobrados a Heschel para afirmar que "el racismo es la mayor amenaza para el hombre. Lo máximo del odio por el mínimo de razón".

El fútbol es el deporte con mayor potencia del mundo y por eso debe ser implacable ante cualquier hecho que apunte al odio xenófobo. Claro que para ejemplaridad la que se vive en Inglaterra. La hipersensibilidad que allí se respira frente al racismo ha quedado demostrada sin paliativos con dos jugadores en el banquillo de la sospecha: John Terry del Chelsea y Luis Suárez del Liverpool. El delantero uruguayo acaba de ser castigado con ocho partidos de suspensión y casi 50.000 euros de multa por lanzar insultos de carácter racista al futbolista del Manchester United Patrice Evra.

Durísimo varapalo también al defensa del equipo de Abramovich después de que el fiscal general del estado, Alison Saunders, haya pedido la imputación del jugador por un delito de alteración del orden público con agravante racial, tras un encontronazo con Anton Ferdinand. Es evidente que la Premier League no permite frivolidades, bromas, ni "mucho morro" con un tema en el que hay demasiados riesgos como para que existan partidismos o banderías. Porque tristemente para algunos, como diría Bob Marley, "el color de la piel aún es más importante que el de los ojos".

Cerramos 2011 con la inmensa medalla de bronce de la selección española de balonmano femenino en el campeonato del mundo de Brasil. Tras eliminar a la anfitriona, las españolas fueron capaces de derrotar a las danesas en el partido por el tercer puesto. Fortaleza mental, talento, orgullo, entrega, valentía y sentido colectivo para una gesta. Potencias históricas como Alemania, Rusia o Dinamarca quedaron relegadas. Su intensidad de espíritu inquebrantable recordó al equipo español de baloncesto liderado por Amaya Valdemoro. Aquí, Carmen Martín y Macarena Aguilar han sido las más destacadas. O una Silvia Navarro arrolladora, milagrosa, gigantesca bajo la portería.

P.D.: Los veteranos del Madrid suelen comentar que a la cantera del club no le vale con llamar a la puerta y pedir paso amablemente. Los canteranos de La Fábrica deben derribar la puerta porque la exigencia del Santiago Bernabéu es brutal y máxima. Callejón ya ha empezado a echarla abajo. Mourinho lo sabe y lo aprovecha. Por cierto, de nuevo distorsión de las palabras del entrenador blanco. Deformación de la intencionalidad incluso cuando elogia al rival. Y por algunos de los que denominaban Copa Toyota a la Intercontinental cuando la ganaba el Madrid. Paradojas futbolísticas.

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