FNAC la tienda biblioteca

En Francia llevan cuarenta años. En España van a empezar ahora. Puede ser una revolución comercial y cultural. Tienen un nombre tan difícil de pronunciar como fácil será de localizar: nada menos que un edificio entero en pleno Callao, donde estuvo Galerías Preciados. ¿Es un nuevo hiper? ¿Es una mezcla indisoluble de tienda, biblioteca y lugar de ocio? Es FNAC; un poco de todo lo dicho y, especialmente, un proyecto de agitación cultural. FNAC, empresa de distribución de productos de ocio cultural, nació en 1954 en Francia, fundada como una cooperativa por dos fotógrafos que no tenían otra pretensión que conseguir más baratos unos materiales que entonces sólo se encontraban en Alemania. 

Siguen siendo una cooperativa que ofrece sus productos más baratos que en el mercado, pero ahora son mucho más, algo distinto y perfectamente adaptado a estos años, tiempos marcados por el dominio de las grandes superficies. En FNAC se pueden adquirir libros, discos, videocassettes y productos técnicos del mundo de la imagen, el sonido y la informática. 

Sus fondos son de 65.000 referencias en libros (150.000 volúmenes) y 70.000 en discos (250.000 ejemplares en la tienda). Y la posibilidad de conseguir cualquier libro o disco editados en cualquier lugar del mundo. Pero, además, se puede asistir a debates, escuchar música de todo tipo, leer tranquilamente cualquier libro. Los empleados tienen la consigna de no acercarse al cliente si no son solicitados (no trabajan a comisión). Si la mayoría prefiere comprar libros de modo anónimo en un hiper, rehuyendo la librería de toda la vida, FNAC es el lugar idóneo para esa mayoría. 

Sin embargo, la atención al cliente es también uno de los puntos fuertes del centro. Los vendedores están muy especializados (la crisis ha hecho que se presentaran miles de solicitudes, lo que ha permitido hacér una gran selección) y son responsables, en gran medida, de su sección; es decir, de elegir lo que venden y la programación del auditorio o los encuentros.

A los promotores de FNAC tampoco les importa que la tienda sea utilizada como biblioteca. «El que se lea cuatro libros, ya encontrará alguno que le guste y lo comprará». En París no es raro ver a los niños devorando cómics que no van a comprar. En cuanto a la música, cuentan con un auditorio de libre acceso en el que se programarán diariamente doce horas de música clásica. FNAC será también -y, quizás, sobre todo- un lugar de encuentros y debates culturales. Prácticamente todos los días habrá alguna actividad. 

El año pasado fueron más de 3.000 las que se celebraron en sus distintas sedes de Francia, Bélgica y Alemania. Esas actividades tendrán que ver en muchos casos, pero no necesariamente, con la actualidad editorial y discográfica. Así, el jueves 2 de diciembre habrá un encuentro con el músico Jean Michel Jarre. Al día siguiente, otro con Quino, el autor de Mafalda. El domingo 5 habrá juegos, premios y proyección de vídeos relacionados con el personaje de libros infantiles Wally. Un día estará dedicado a las nuevas músicas, con vídeos y la participación de Ramón Trecet; y otro a Los Beatles, con la presencia de Joaquín Luqui y José Ramón Pardo.

Se presentarán reportajes sobre la realización de películas: La Bella y la Bestia, Amor a quemarropa, La casa de los espíritus o Mucho ruido y pocas nueces. En cuanto a la literatura, están programados encuentros con Terenci Moix, a propósito de la publicación del segundo tomo de sus memorias, El beso de Peter Pan; Jorge Semprún, que publica Federico Sánchez se despide de ustedes; y Juan Goytisolo, con motivo de su último libro, La saga de los Marx. En definitiva, los promotores de FNAC quieren conseguir en España (en Madrid desde el próximo día 2, y más adelante en otras ciudades) lo que, desde hace tiempo, se ha conseguido en Francia, que el centro sea un lugar al que la gente va a verse y pasar la tarde. La traca inicial para el lanzamiento de FNAC será la fiesta multitudinaria de la noche del 1 de diciembre. 

Las sorpresas empezarán ya en la calle con la decoración de la fachada. Una vez dentro, los asistentes podrán inmiscuirse en el rodaje de la última película de Fernando Colomo, mezclándose con sus protagonistas (Rosa María Sardá, Penélope Cruz, Oscar Ladoire), o escuchar música variada: jazz con Pedro Iturralde, entre otros, poprock con Burning o Siniestro Total; flamenco con Tomatito o Ketama. En cuanto a la música clásica se podrán escuchar dos novedosas grabaciones que saldrán a la venta en diciembre, el Concierto para orquesta de Bartok, dirigido por Pierre Boulez, y las obras orquestales de Mompou (Improperios, Suburbiol, Combate del sueño, Escenas infantiles) por la orquesta de cámara del Teatre Lliure. 

A partir del día siguiente, FNAC abrirá sus puertas al público que ya podrá contemplar la exposición fotográfica que permanecerá todo el mes, La Habana 19331993, con obras de Walker Evans y otros fotógrafos más jóvenes españoles y cubanos. Podrá ver, leer y escuchar. Y comprar incluso. A buen precio y en un ambiente agradable. Porque FNAC quiere demostrar que lo grande también puede ser hermoso. La tranquilidad, la ausencia de música, los colores estudiados para no resultar agresivos y las señales claras son características del centro.

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