Julio Rey el mejor fondista español

Entre los dos suman cerca de 40 maratones a sus espaldas. Julio Rey está considerado uno de los mejores fondistas españoles. Participó en dos Juegos Olímpicos (2004 y 2008) y consiguió batir el récord de España en una maratón. Entre sus medallas cuenta con una plata en el Campeonato del Mundo de 2003 en París y dos bronces en el Campeonato de Europa de Múnich (2002) y Gotemburgo (2006). Por su parte, Chema Martínez ya es todo un veterano en los Campeonatos del Mundo por sus ocho participaciones, se hizo con el Oro en Múnich 2002 y la Plata en Gotemburgo 2006, ambos en la distancia de 10.000 metros. Consiguió también el segundo puesto de este campeonato en la prueba de maratón de 2010 en Barcelona. Con esta experiencia, mejor dejarles hablar a ellos sobre cómo sobreponerse al esfuerzo de una maratón: 

«Tras pasarte todo el día corriendo, al llegar a la meta tienes el cuerpo fundido y hay pocas ganas de pensar en comida pesada, pero es imprescindible recuperar el glucógeno perdido durante el esfuerzo, vital para la contracción muscular y su resistencia», explica Chema Martínez. «Lo ideal es, nada más terminar la prueba, tomar fruta, que además nos ayudará a hidratarnos, y que el primer plato de comida sólida sea rica en hidratos de carbono y proteínas, como la pasta y el arroz», continúa Julio Rey. Aunque en todo hay excepciones: «Confieso que a mí me suele apetecer una buena hamburguesa tras este tipo de carreras, sin condimentos, pero es carne», se ríe Chema Martínez, algo que los especialistas no suelen recomendar. «Es normal que, cuando antes de la carrera tomas muchos hidratos, al cuerpo se le haga pesado tomar más, pero si no eres un corredor profesional, es mejor hacer el esfuerzo y tomar estos platos, evitando las frituras y demás menús grasientos. Con ello se evitarán problemas musculares. Después toca volver a lo de siempre, si te gusta correr, la típica dieta mediterránea, equilibrada y variada, aunque contando con algún plato más de hidratos de carbono; por ejemplo, se pueden alternar los platos de pasta y arroz, con ensaladas, verduras y patatas cocidas», explican ambos atletas. 

Si tan fundamental es hidratarse antes y durante la carrera, lo es también después de ella. Para saber cuánto líquido ha perdido, sólo tiene que pesarse antes y después de la carrera: la diferencia da la respuesta. «Durante la primera hora y media tras la maratón, es necesario tomar bebidas especialmente diseñadas para los deportistas», recuerda Julio. «Si no se está acostumbrado a ellas, durante la prueba se pueden ir compaginando con agua, pero después son necesarias las bebidas isotónicas o los batidos preparados que, junto con el agua, se han de beber en pequeños sorbos y durante toda la tarde, pues tienen como objetivo inmediato reponer las reservas de glucógeno y las pérdidas de líquido producidas por el esfuerzo», señala. Y una cosa más. Ambos deportistas recuerdan que la cerveza se deje para otro día: «Por muy contento que uno esté por llegar hasta el final, lo que no se puede es festejarlo nada más terminar con una bebida alcohólica, el golpe que le das al organismo haciendo esto es brutal». 

Adelgazar tras una maratón le sucede a todos los atletas, pero el volver a ganar peso no es algo que deba obsesionar; es más, no se puede pretender quedarse en el peso que se tiene nada más terminar. «La mayoría de los kilos que pierdes en este tipo de carreras es fundamentalmente agua que hay que recuperar para no caer en la deshidratación o en problemas de dolores musculares, agujetas, mareos o dolores de cabeza entre otros», explican. Por ello, tanto Chema como Julio insisten en que la mejor forma de perder peso de forma saludable reside no sólo en correr, sino en llevar una alimentación sana y variada. 

Los corredores cada vez valoran más al grupo de fisioterapeutas que ya existe en las metas de muchas carreras: «Un masaje muy liviano en el momento de terminar la carrera, acompañado de geles de frío o hielo en los músculos y, al llegar a casa, una buena ducha de agua templada relaja la musculatura de las piernas y es necesario, no sólo nada más terminar la prueba, sino también en las dos semanas siguientes a la maratón, buscar que los músculos se vayan recuperando sin estrés», explica Julio. Además, cuando pasen unas horas y la dureza de las piernas se relaje, es fundamental dedicar unos 20 minutos a los estiramientos: «Correr mucho sin estirar nada supone un enorme desequilibrio muscular que, a medio plazo, puede significar una lesión», explican los atletas. 

Chema Martínez recomienda lo que él llama 'la receta de las tres semanas': «Durante la primera semana tras una maratón hay que abusar todo lo que se pueda de una piscina, con ejercicios suaves de natación, y también algo de bicicleta y caminatas, pero sin sobrecargarse». Pasada la primera semana, el aficionado a las carreras ya puede volver a calzarse las deportivas, «pero para rodar tranquilamente, alrededor de los 20 minutos, mientras se sigue con la piscina y la bicicleta». Pero Chema se reconoce un fanático de la tercera semana, «esa en la que te marcas una nueva meta, una nueva carrera, y ya te vuelves a poner en marcha de forma normal».
Las Pioneer vuelan de manera estable (sin girar) mostrando siempre el mismo lado hacia el Sol, pero el calor se genera en la parte delantera de la sonda y sus ondas se emiten hacia atrás, donde chocan con la trasera de las antenas parabólicas (siempre orientadas hacia la Tierra). Allí rebotan hacia la dirección de la marcha, como un motor a reacción frenando. Simples ondas termales. 

Es complicado para un lego, sí. Pero cualquiera entiende que lo que llamamos «espacio exterior» no es un vacío absoluto. Las diferencias de temperatura, los campos magnéticos y las emisiones de partículas crean poderosos flujos y corrientes interplanetarias. Hay un proyecto, aún teórico, de «navegación a vela» en el que la Sociedad Planetaria empeña gran esfuerzo para construir una nave, dotada de inmensas velas (kilómetros cuadrados), que serán empujadas por los fotones de la luz solar. Un primer intento en 2005 resultó fallido porque el cohete que debía poner en órbita al Cosmos 1 cayó al mar. 

El periodo de actividad especialmente violenta que desde hace unos meses atraviesa el Sol, y sus monstruosas erupciones que llenan la web de fantásticas imágenes, ha empezado a popularizar la idea de que existe un clima espacial. 

Estas emisiones extraordinarias de iones, rayos X y otras partículas, llegan a la Tierra a una velocidad muy inferior a la de la luz (pueden tardar hasta un par de días). Aún así son poderosas cargas de energía que, menos mal, son deflectadas por el campo magnético terrestre (creando una corona envolvente y una larguísima cola de cometa al exterior) o son absorbidas por la atmósfera (para crear espectaculares auroras boreales). Son tormentas descontroladas e impredecibles. 
Pero los poderosos vientos solares (la emisión de luz del Sol) constituyen un chorro continuo de fotones, que también empujan con su insoportable levedad los objetos con los que tropiezan en el espacio. 

La metódica investigación sobre «la anomalía Pioneer», una valiosa aportación para una posible forma futura de navegar por el espacio, ha sido posible sólo porque contó con dinero de la Sociedad Planetaria, que a su vez me transmite su agradecimiento por mi modesta aportación como miembro. Si viviera en EEUU, creo que podría desgravarme esa leve contribución (voluntaria) a un asunto de interés científico. Pero esa es otra historia...

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