Bomberos haciendo trampas
Hace unos años los examinadores de los bomberos del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, y en menor medida de las policías municipales, se extrañaron de la fuerza y de las marcas de algunos de los aspirantes en las pruebas físicas. Parecían atletas profesionales más que aspirantes.
A alguien se le ocurrió hacer unas pruebas antidopaje. Como eran caras, y aún lo son, se hacían, y hacen, de forma aleatoria. Comenzaron a finales de los años 90 y se descubrió lo que temían los técnicos: un 5% de los controlados daba positivo en los análisis por anabolizantes, de moda en esos años, para aumentar la capacidad de la masa muscular y mejorar el rendimiento.
Desde entonces, ya con el conocimiento de los aspirantes, se han hecho estos análisis. El Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, realiza test de orina y hace otros controles de sustancias al final de las oposiciones.
Esta muestra es examinada por el Consejo Superior de Deportes y todo el procedimiento cuenta con el aval de la Agencia Española Antidopaje. Además, se hace una analítica convencional que se extrae en el reconocimiento médico rutinario. El Ayuntamiento sigue el mismo procedimiento que el resto de cuerpos de bomberos de España. En Policía se realiza, también, un análisis de orina a los aspirantes de la oposición que supervisa, igualmente, un especialista del Consejo Superior de Deportes, según explican en el Ayuntamiento de la capital de España. Resultado, ya no hay positivos entre los aspirantes. ¿Pero hay dopaje? Sin duda, si, pero no se descubre.
En la Comunidad de Madrid señalan que se hacen pruebas aleatorias de toxicología para el ingreso en el cuerpo de bomberos desde el año 1992, «siendo pioneros en este ámbito respecto al resto de España».
En 1995 se realizaron controles aleatorios a 50 aspirantes, de los que dieron positivo 32, un porcentaje que demostraba el nivel de trampas que había en aquellos años en el sector.
«Desde entonces -añaden en el Gobierno regional- se han ido incrementado los controles y en el año 2005 se convierten en obligatorios para todos los aspirantes. En aquel año se lo hicieron a 150 personas y sólo dos dieron positivo, lo que indica que la medida tiene un aspecto bastante disuasorio».
Las mismas fuentes de la Comunidad señalan que este año los controles todavía se han endurecido más. Junto al reconocimiento médico se piden muestras de orina a todos los aspirantes el día de las pruebas físicas. Se usa para controles específicos de toxicologías y estupefacientes».
Todos estos intentos de la Administración local y autonómica son muy interesantes para hacer la prueba más justa. Pero ¿valen para algo? La impresión es que no porque los malos van por delante.
La doctora María Rodríguez, que hasta hace poco trabajó en el Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid, hizo un trabajo en el que reconocía que «el uso de ayudas al entrenamiento y competición por parte de los aspirantes a ingreso puede ser habitual, siendo, la realización de controles de dopaje en las pruebas físicas de ingreso de forma aleatoria, un método fundamental disuasorio del uso de sustancias prohibidas».
La doctora utiliza la palabra «disuasión» y se muestra partidaria de la imposición de forma sistemática de los controles antidopaje con el fin de garantizar la igualdad. Pero hace una propuesta que evitaría la aparición de las drogas en estas oposiciones.
«Con el fin de frenar el aumento de la incidencia de lesiones por sobrecarga y disminuir la competitividad que puede incitar a recurrir al uso de sustancias y métodos que mejoren el normal rendimiento físico, sería de gran importancia valorar la necesidad de no baremar las pruebas físicas, sino un mínimo en cada prueba y que la calificación fuera «apto» o «no apto», como hace ya la Comunidad.
Médicos compañeros de María Rodríguez señalan que es mejor tener un bombero que sepa cómo actuar ante una situación, es decir que sepa la teoría, que tener mucha capacidad física y no saber cómo actuar en una situación crítica.
El descenso de positivos tiene claramente, según los especialistas, relación con la presencia de brujos en las cercanías de las academias de bomberos y policías. Los brujos del dopaje, las mafias que antes se dedicaban a los deportistas, ahora han extendido su negocio a los bomberos y policías.
De hecho, el Ministerio del Interior informó el pasado 19 de marzo que agentes del cuerpo y Mossos d'Esquadra habían realizado un dispositivo conjunto que había permitido desarticular «una red criminal de ámbito internacional dedicada al tráfico de sustancias dopantes». Se detuvo a 10 personas de diferentes nacionalidades e intervinieron numerosos productos de tercera generación. En la Comunidad de Madrid los agentes hicieron registros en Getafe y Fuenlabrada.
La Policía confía «en obtener datos sobre los consumidores de los productos dopantes, que intervendrían en la causa como testigos», según informó ese día el Ministerio del Interior. Entre los cuatro de Madrid está César Pérez, 36 años, que fue entrenador de Marta Domínguez en el 3.000 obstáculos y que ahora preparaba a bomberos en una academia de Fuenlabrada. Sospechoso.
Comentarios
Publicar un comentario