Un premio viajando a China

El arquitecto chino Wang Shu, de 48 años, ha logrado el galardón más importante de la arquitectura mundial. De manera sorpresiva, el premio más deseado por las grandes figuras de la arquitectura occidental ha recaído en un arquitecto joven con una obra poco extensa realizada íntegramente en China. El premio fue anunciado ayer por Thomas J. Pritzker, presidente de la Fundación Hyatt que patrocina el premio, y responde al trabajo del jurado presidido por Lord Palumbo, en el que destacan los nombres de Zaha Hadid, Glenn Murcutt, el chileno Alejandro Aravena y Martha Thorne. 

Wang Shu ha desarrollado una línea de trabajo propia en la que ha defendido valores tradicionales como la importancia de la artesanía y de la realización material de los objetos arquitectónicos. La recuperación de antiguos materiales de construcción y la elaboración lenta de la obra y de la construcción no están reñidas, en su caso, con la abstracción formal y matérica inmersa en una estricta modernidad. 

El premiado trabaja junto a su esposa Lu Wenyu en un estudio fundado por ambos en 1997 bajo el nombre de Amateur Architecture Studio, situado en Hangzhou. Como ha sucedido en otras ocasiones en que una pareja trabaja unida, el premio ha recaído tan sólo en el miembro masculino del estudio. El término Amateur es un manifiesto a favor de una arquitectura de compromiso y experimentación, alejada de los planteamientos puramente comerciales. Wang ha recuperado materiales como las tejas cerámicas desechadas en las remodelaciones urbanas de China, para reutilizarlas de manera sorprendente, estableciendo nuevas relaciones con la historia. 

La arquitectura de Wang Shu es al mismo tiempo intemporal y vanguardista, dialoga con su contexto y muestra valores universales. Su obra, artesanal y específica, tiene un carácter excepcional dentro del panorama de construcción urbana masiva que se vive en su país. China ya ha tomado el liderazgo mundial en intensidad de urbanización, y el empleo que haga de los ideales de la arquitectura moderna tendrán repercusión universal. El Pritzker que recibe Wang parece indicar al gigante asiático lo mejor de lo que se produce dentro de su propio territorio, apostando a la vez por la sostenibilidad y por la calidad estética. 

Amateur ha desplegado diferentes estrategias proyectuales en sus principales obras, los Vertical Courtyard Apartments (2002-2007) en Hangzhou, la Casa Cerámica (2003-2006) en Jinhua, el Museo de Arte Contemporáneo (2001-2005) y el Museo de Historia (2003-2008), ambos en Ningbo, y el campus de Xiangshan (2004-2007) en Hangzhou. En la Expo de Shanghái realizó el Pabellón de Ningbo Tengtou (2010) con materiales reciclados. 

Existe una sutil continuidad entre la elección de Eduardo Soto de Moura, ganador del Pritzker 2011, y el galardonado de este año. Ambos trabajan en relación con el lugar y con la tradición constructiva, desde oficinas de pequeñas dimensiones. La condición matérica y conceptual de la obra de Wang es afín con el espíritu de los suizos Herzog & de Meuron, ganadores del premio en 2001, con importante presencia en China desde su estadio olímpico, El Nido, en que colaboraron con el artista local Ai Weiwei. La calidad del trabajo de Wang se inscribe en la cultura artística internacional, alcanzando la excelencia dentro de la singular economía del gigante asiático. 

Nacido en 1963 en Urumqui, en una lejana población próxima a Mongolia, no es casualidad que el arquitecto, que realizó la totalidad de sus estudios en su país, se haya asentado en la urbe de Hangzhou, que forma una riquísima conurbación con Shanghái y Ningbo. La ciudad es un paraíso urbano en torno al lago Oeste, rodeado por jardines de flores de loto y sauces. Marco Polo dijo que era la ciudad más hermosa y espléndida del mundo y ha sido modelo de armonía y perfección para los artistas chinos. 

Wang Shu trabaja cerca de la orilla del lago, y cuando defiende la slow architecture, la lentitud y reflexión en el proceso creativo, está estableciendo relaciones profundas con la historia de una ciudad modélica dentro de China, con sólo ocho millones de habitantes, una alta calidad de vida y empleos bien remunerados en el sector servicios dentro de la economía global. El premio será entregado en Beijing el 25 de mayo, y reconoce el trabajo de un joven maestro que ha recibido el apoyo unánime del jurado del premio más prestigioso del mundo.

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