Los músicos de Liverpool

La ciudad se ha beneficiado de haber tenido entre sus habitantes a los miembros del primer gran grupo de música pop de la historia, pero al mismo tiempo parece no haber querido detenerse en la rememoración eterna de la leyenda: familias corrientes ocupan ahora las modestas casas en las que vivieron Ringo Starr, en el número 9 de Madryn Street; Paul McCartney, en el 20 de Forthlin Road; George Harrison, en Arnold Grove. Una pareja de Liverpool habita actualmente en el número 251 de Menlove Avenue, la confortable vivienda en la que John Lennon vivió con su tía Mimí hasta que John compró una pequeña casa en Bornemouth, con vistas al puerto de Poole, y se la regaló a la mujer que durante su infancia lo cuidó como una madre.

El antiguo y mítico Cavern Club en Mathew Street, el primer local que ofreció a los Beatles la oportunidad de tocar en un escenario y cobrar por su trabajo, cerró en 1.973 debido a unas obras para construir el metro, por lo que el club se reconstruyó a unos metros de distancia. El grupo debutó en enero de 1.961, cobrando cada uno de ellos 25 chelines por día.

Tocaban durante dos períodos, de 45 minutos, en el pequeño escenario del local subterraneo sin ventanas y con tan mala ventilación que las paredes se humedecían con el calor de las decenas de cuerpos apretujados. 

En el intermedio, los cuatro Beatles, salian al exterior en busca de un poco de aire fresco y de una bebida en el «pub» situado al final de la calle, el «The Grapes», hoy completamente inundado de fotografías de Paul, John, George y el entonces Beatle Pete Best bebiendo pintas de cerveza amarga. Los Beatles fueron importantes para Liverpool pero, treinta años después de su aparición, la ciudad evita convertirse en un gran museo dedicado a ellos: la vida sigue, por lo que la construcción de un metro o el uso activo de las viviendas que los Beatles habitaron es para muchos más importante que el culto a una leyenda. 

Fue esa falta de tributos visibles de los Beatles lo que un día impulsó a Tommy Steele, un escultor amante de la música del grupo, a ofrecer a la ciudad su obra más emotiva: la escultura en bronce de Eleanor Rigby, una mujer anciana que sentada en un extremo de un banco de piedra tiene como único compañero a un pequeño gorrión.

La figura de Eleanor Rigby es el único homenaje de la ciudad de Liverpool a los Beatles y a las muchas personas que estan solas en el mundo. «Todos los solitarios», se pregunta la canción, «¿de dónde vienen? ¿a dónde pertenecen?». 

En Stanley Street, una callejuela tranquila cerca del Cavern Club, Eleanor Rigby, la anciana que recogía el arroz después de las bodas, ya no está sola: los turistas se sientan junto a ella en el banco de piedra y la rodean con sus brazos para hacerse fotografías.

El reconocimiento público a los Beatles podrá quedar diluido en Liverpool, pero lo que esta ciudad siempre tendrá son las zonas y edificios que quedaron immortalizados, para siempre, en las canciones del grupo. Penny Lane, por ejemplo, recrea con precisión fotográfica una zona de Liverpool que todos los Beatles conocían bien: el área situada en el camino a Woolton, vecindario en el que Lennon vivía con la hermana de su madre, su tía Mimí. 

La pequeña barbería que menciona la canción, «con fotos de todas las cabezas que; el barbero ha tenido el gusto de conocer», continúa estando en el mismo sitio aunque ahora las únicas fotografías que se ven en el escaparate son las de los miembros del grupo que la hicieron famosa; también la pescadería sigue estando «llena de peces en verano», pero ya no vende «los cuatro peniques de pescado» de la canción; el crucé de tráfico y la parada de autobús son tal y como los imaginábamos al oír Penny Lane, y nadie duda de que en el parque de bomberos de la esquina un bombero con «una foto de la reina en su bolsillo» continúa limpiando el coche rojo incansablemente.

Beaconsfield Road es la calle de otro gran título del grupo: Strawbeny Fields, no un campo de fresones como su nombre sugiere, sinó un muy antiguo hogar infantil del Ejército de Salvación que se conoce por este nombre. La gran mansión victoriana escondida entre los frondosos árboles de su viejo e immenso jardín fue reemplazada no hace mucho tiempo por un edificio moderno, por lo que ya no es el gran caserón lleno de huérfanos al que John Lennon solía ir a jugar cuando era niño tras saltar las altas verjas rojas que lo rodean.

Al contrario que Penny Lane, Strawbeny Fields no es una canción descriptiva, ni la narración de una historia. Quizá compuesta bajo la influencia del LSD, sólo es fiel al nombre del edificio, el cual desencadena en la mente del Beatle una larga sucesión de imágenes desconectadas entre sí. Todos estos lugares tuvieron importancia durante la niñez de los cuatro Beatles. Como dice otra de sus canciones, «hay sitios que recordaré durante toda mi vida aunqué algunos han cambiado... Se que a menudo me detendré y pensaré sobre ellos».

Aunque los cuatro Beatles abandonaron Liverpool al disolverse el grupo, quizá son las calles, los parques, los edificios y las gentes de esta ciudad losque marcaron más profundamente sus vidas.

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