Charlton Heston se siente en España como en su casa
Charlton Heston debe sentirse en España como en casa. Aquí ha rodado algunas de las muchísimas películas que componen su currículum. Entre ellas, alguna tan emblemática y española como El Cid, aquel Cid estelar de la época Bronston, con nada menos que Sofía Loren dando cuerpo a Jimena, unos nobles castellanos que -en el siglo XI- empleaban con desparpajo el concepto España, y un Rodrigo Díaz que, como no podía ser menos, ganaba batallas después de muerto.
Guste o no, se coincida o no con sus conservadoras ideas políticas (tampoco algo demasiado raro entre los actores de Hollywood), Heston es un actor que llena varias décadas. Un actor popular que ha hecho de todo, una de esas estrellas que reconocían los niños españoles en los años cincuenta. El Cid, claro; pero también Ben-Hur, la de los once oscar, la de la carrera de cuadrigas, y el judío bueno cuya vida transcurre en paralelo a la de Jesucristo. Charlton Heston, uno de esos actores que nunca mueren.
Ha sido Moisés y Miguel Angel, Marco Antonio y Juan el Bautista, el general Gordon en Jartum, policía mexicano enfrentado a un tortuoso (cómo no) Orson Welles en un territorio fronterizo, el Mayor Dundee de Sam Peckinpah, humano en apuros en el planeta de los simios, militar en la batalla de Midway. Y últimamente ha trabajado en una serie de televisión americana de éxito, y ha encarnado a Long John Silver, el malvado pirata de La isla del tesoro que ha dirigido su hijo.
En los años setenta, como cumple a un veterano de Hollywood, Heston participó en algunas de esas producciones cuya mayor baza es el rutilante reparto; concretamente, y de acuerdo con el espíritu de la época, películas de desastres: Terremoto, Alerta roja:Neptuno hundido, Alarma: vuelo 502 secuestrado. Satisfecho de sí mismo, como buen conservador, Heston no se arrepiente de ningún eslabón de su carrera. A sus 67 años (según algunas fuentes, tendría uno o dos más) él, que tantos hombres ha sido, tiene aún algún proyecto pendiente, como es el de interpretar al duque de Wellington en la batalla de Waterloo. Por lo demás, Charlton Heston no se ha quedado anclado en los viejos tiempos.
Junto con su hijo Fraser, el de La isla del tesoro participa en una productora de películas para televisión por cable. Su permanente sonrisa no parece dictada por ningún asesor de imagen. Charlton Heston está encantado de haberse conocido y feliz de encontrarse con el público que le tanto le quiere. Y no le falta razón. Para su público ver de cerca al protagonista de El Cid es como recuperar un trozo del tiempo pasado. Y ya se sabe "como a nuestro parecer...".
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