Los judíos son siniestros

No lejos de mi casa, semiborrada por el esfuerzo y el estropajo de un servicial portero, es posible aún leer la pintada: «¡Israel asesina! ilrak y Palestina vencerán!».

A menos de doscientos metros, otra de mayores dimensiones -el espacio era mucho más idóneo para el uso relajado del spray- llama sencillamente a la solidaridad contra los agresores: «iTodos con Irak!». La primera fue realizada en el transcurso de una de las manifestaciones pacifistas, la tradición democrática y progresista de cuyos convocantes está fuera de cualquier cuestionamiento. La segunda, lleva la inequívoca firma del neonazi Frente Autónomo. Pintadas casi idénticas a ésta, rubricadas por sus cofrades de las Brigadas Autónomas, completan la ornamentación del barrio. Las hay que llaman a algo tan pintoresco, en brocha hitleriana, como salvar el «honor árabe». Tiempos muy duros éstos, en los que, para descifrar el sentido de una consigna política es preciso primero identificar a su firmante.

Tal vez sea el más perverso efecto de la guerra aquí, donde nadie, salvo los reclutas que suplantan injustificablemente el papel de los militares profesionales en la cercanía de la linea de frente, se está jugando nada, a no ser el propio gusto por la retórica: la irra cionalidad de los impulsos pasionales, sobrepuesta a la menor tentación de análisis racional. Militantes de la izquierda - e incluso, lo cual ya es masoquismo, de la extrema izquierda-, que en Irak hubieran sido hace años «tratados» adecuadamente por los eficientes torturadores de la policía política del «socialista» Baas sadamiano, se complacen en la reivindicación -todo vale frente al Gran Satán imperialista- de esta especie de variante fin de milenio del dieciochesco buen salvaje que sería el Presidente iraquí: olvidando algo tan elemental como que todo salvaje -el otro día estuve volviendo a ver en la Filmoteca el espeluznante viejo documental de Schróder sobre Idi Amín Dadá- es necesariamente -y no por accidente o mala voluntad- el más grande hijo de puta imaginable.

Pope de I.U. ha habido que, dejando de lado el más que notable record de Sadam Husein en ejecución de dirigentes comunistas, se ha lanzado a proclamar -en volandas de su rebosante humanismo revolucionarioque Sadam era un líder preocupado por su pueblo e Irak un país en el que no se respiraba la represión. La represión no sé. El gas mostaza, que se lo pregunten a los kurdos. Todo parece una broma. 0 algo más sórdido. En serio, camaradas, metéoslo de una maldita vez en la mollera: esto no es Vietnam. Sadam es un fascista asesino, parapetado tras del fanatismo religioso que genera la miseria, Israel el único país de la zona en el cual un rojo no sería inmediatamente fusilado por el solo hecho de serlo, y la OLP de Arafat un juguete roto entre las manos de déspotas orientales y mullahs. Bastante siniestro todo.

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