El top-less ya es legal
Una legión desarmada de pechos desnudos se adueñó esta semana de las metrópolis de Estados Unidos. Se trataba de enarbolar la bandera del top-less en un país que no siempre lo permite. Hubo protestas significativas en San Francisco, Los Ángeles y Nueva York, tres ciudades cuyas leyes no prohíben a las mujeres exhibir su cuerpo. Sin embargo, apenas hubo marchas en los estados más conservadores de la Unión, donde a una mujer se le puede condenar a una pena de cárcel por llevar sus senos al descubierto.
El movimiento del que surge esta iniciatica, Go Top-less, nació hace seis años, en el verano de 2005, a rebufo del caso de Phoenix Feely, a la que dos agentes neoyorquinos arrestaron por lavar su coche con los pechos al aire y a la que, posteriormente, debieron indemnizar con 29.000 dólares.
Aquí el top-less es un deporte legal. Como lo es en 12 estados y en 13 ciudades costeras de EEUU. Pero aun así hay muchos policías que no lo saben y lo castigan con arrestos indiscriminados.
Por ahora, las marchas no han logrado gran cosa en cuanto a normativa gubernamental. La tolerancia es un hecho en las playas californianas, pero no en otros lugares menos avanzados, donde los pechos siguen siendo un tabú que los legisladores no se atreven a mencionar. Un extremo que el movimiento intenta atajar a base de presionar a los congresistas y de menear su reivindicación en internet, donde esperan que empiece a surgir un consenso favorable.
Así lo explica Norma Toral, portavoz del movimiento y ciudadana de San Francisco, que no comprende por qué la ley prohíbe a las mujeres mostrar una parte del cuerpo. «En realidad, las chicas podemos enseñar los pechos», «lo que no se nos deja enseñar es el pezón. Y no entiendo por qué no podemos hacerlo. Yo pongo la televisión y veo chicas con unos biquinis ínfimos. Hilos dentales que muestran el culo y dejan casi todo al aire. Es absurda esa obsesión con los pezones. Los de los chicos son iguales y se ponen erectos como los nuestros».
En las protestas de Go Top-less aparecen cada vez más hombres. Algunos se ponen las botas haciendo fotos a los torsos de las chicas, pero otros desfilan con un sujetador sobre el pecho en señal de solidaridad. «Es absurdo que ellos puedan enseñar sus pechos y nosotras no», dice Norma, «pero si muchos tienen unas tetas más grandes que las nuestras. Y a veces son tetas bien gordas y bien caídas. Ellos sí que deberían llevar corsé».
Go Top-less no es una explosión espontánea de descontento. Está sufragada y coordinada por el movimiento raeliano, una secta esotérica que asegura que los seres humanos fueron creados por extraterrestres hace 25.000 años. Su fundador es el el profeta Rael, un piloto de carreras francés que defiende la clonación reproductiva y al que se ha perseguido en algunos países por sus prácticas proselitistas.
A Norma no le importa la mala fama del líder de la secta y asegura que le ha enseñado que «somos uno con la humanidad» y que las protestas del top-less demuestran que su grupo es una fuerza benéfica.
Este año las manifestaciones han cruzado las fronteras y no se han celebrado sólo en EEUU. Las mujeres también han desfilado con los pechos al aire en Colombia, México, Venezuela o Perú. Lugares donde es aún más difícil derribar el tabú de los senos femeninos. «Es increíble ver cómo empiezan a defender los derechos las mujeres de los países latinos», dice Norma, «sobre todo en Colombia, donde a la marcha vinieron miles de personas. Algo está cambiando. La religión no es tan coercitiva. La gente empieza a aceptar que es natural enseñar su cuerpo. Supongo que con los biquinis ocurrirá como con los bañadores decimonónicos. Un día desaparecerán y nos bañaremos desnudas». Sólo entonces el profeta Rael estará contento.
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